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El Día Sagrado del Río Ganges: Ganga Dussehra

Actualizado: 9 jun


Ganga Dussehra es una celebración profundamente sagrada dentro del calendario lunar védico. Su nombre proviene de “Ganga”, el río más venerado del hinduismo, y “Dussehra”, que hace referencia a la capacidad de este río sagrado para eliminar diez tipos de pecados o faltas. Esta festividad conmemora el descenso del río Ganga a la Tierra, evento considerado tanto histórico como espiritual en la tradición védica.


Según los textos clásicos como el Skanda Purana y el Padma Purana, el Ganga no es un cuerpo de agua cualquiera, sino una entidad consciente, una forma de energía femenina divina (shakti) que desciende al plano terrenal como un acto de compasión divina. Este descenso fue posible gracias a la penitencia del rey Bhagiratha, quien imploró a los cielos por la redención de sus ancestros. Para evitar que la fuerza del río destruyera la Tierra al caer, el dios Shiva lo contuvo en su cabellera antes de dejarlo fluir suavemente hacia el plano humano. Este evento fue un punto de inflexión en la historia sagrada de Bharata (India).


Este año, Ganga Dussehra se celebrará el 5 de junio de 2025, bajo la Luna creciente del mes de Jyeshtha. La fecha se establece según el tithi (fase lunar) y no según el calendario solar, lo que explica por qué varía cada año.


Durante este día, miles de personas se congregan a orillas del río Ganga en ciudades como Haridwar, Varanasi y Prayagraj para realizar baños rituales (snana), ofrecer lámparas (arati), recitar mantras y realizar plegarias. El agua no es vista aquí como un simple elemento físico, sino como un canal de purificación mental, emocional y espiritual. En la cosmovisión védica, el agua es un medio de inteligencia sagrada que fluye entre planos, limpia karmas y sostiene la vida tanto física como sutil.


Sin embargo, hoy más que nunca, esta comprensión se ha ido perdiendo. La modernidad, el materialismo y la desconexión espiritual han llevado a muchas personas a ver el agua solo como un recurso utilitario. El Ganga, aunque sigue siendo fuente de inspiración para millones, ha sido contaminado tanto físicamente como en su percepción simbólica. Y es ahí donde Ganga Dussehra cobra un nuevo valor: recordar la santidad del agua, de la Tierra, y de nuestra conexión con lo sagrado.


Este artículo ha sido escrito para aquellos que quieren ir más allá del folclore y comprender verdaderamente qué representa el Ganga, qué se honra en esta fecha, y cómo puede uno conectarse con esta corriente espiritual, esté donde esté en el mundo.


Aquí aprenderás sobre la historia de este descenso divino, las prácticas tradicionales que se realizan, su vínculo con el dharma y cómo observar este día desde una comprensión espiritual y académica.Sigue leyendo para saber qué hacer en Ganga Dussehra, cómo relacionarte con el agua de manera consciente, y por qué este no es solo un evento religioso: es un momento para recordar que aún hay misericordia fluyendo en este mundo, y que puedes tocarla si sabes cómo alinearte con ella.



Origen tradicional de Ganga Dussehra: el descenso del Ganges y el poder transformador del dharma

La festividad de Ganga Dussehra tiene su fundamento en una de las narraciones más importantes y reverenciadas de la tradición puránica. No se trata únicamente del origen de un río, sino de un evento cósmico que ilustra la intersección entre lo celestial y lo terrestre, entre el karma ancestral y la posibilidad de redención a través del esfuerzo consciente.


Ganga Dussehra conmemora el momento en que el sagrado río Ganga, considerado una de las manifestaciones más puras de la energía divina femenina, descendió desde los planos superiores de existencia hasta la Tierra. Este acto no fue un simple fenómeno natural, sino el resultado de una intensa y prolongada penitencia espiritual. La historia se encuentra relatada en textos como el Ramayana de Vālmīki y el Skanda Purāṇa, y está ligada profundamente a los valores fundamentales del dharma, la responsabilidad ancestral y la devoción verdadera.


La narrativa comienza con el rey Sagara, un soberano perteneciente al linaje solar (Sūrya Vaṃśa), quien realizó un gran sacrificio (yajña) como acto de afirmación de su poder y devoción. En el transcurso de este ritual, el caballo sagrado utilizado en la ceremonia desaparece misteriosamente. Los hijos del rey, en su intento por recuperarlo, encuentran al sabio Kapila meditando en el bosque, junto al animal. Su interrupción e irreverencia provocan una reacción catastrófica: el sabio abre los ojos y con su poder yoguico reduce a los hijos de Sagara a cenizas. La tradición sostiene que sus almas quedaron atrapadas en un estado intermedio, sin posibilidad de liberación (mokṣa), pues sus restos no fueron purificados de manera apropiada.


Años después, Bhagiratha, descendiente del rey Sagara, hereda no solo la corona, sino también la carga kármica de esta tragedia ancestral. Movido por un profundo sentido del deber filial (pitṛṛṇa), decide liberar las almas de sus antepasados. Para lograrlo, emprende una intensa tapasya, una práctica de austeridad, concentración y oración, dirigiendo su intención hacia los devas y solicitando que el Ganga, un río celestial, descendiera a la Tierra para tocar las cenizas de sus ancestros. Ganga era, en ese momento, un flujo de agua cósmica, una corriente de luz y conciencia que no había aún descendido al plano físico. Su pureza y su capacidad de disolver karmas eran conocidas incluso por los devas, pero su poder era también potencialmente destructivo. Por ello, cuando la diosa Ganga accede a descender, los devas advierten que el impacto de su caída directa sobre la Tierra podría fracturarla. Entonces, Bhagiratha emprende una segunda penitencia, esta vez dirigida a Śiva, el gran yogui y destructor de la ignorancia, quien finalmente acepta contener el descenso del Ganga en su cabellera enmarañada (jaṭā). Al hacerlo, regula su flujo y permite que llegue suavemente al mundo, sin causar destrucción.


Este descenso marca el nacimiento de Ganga como río terrestre, como madre liberadora (Ganga Mātā) y como una manifestación directa del poder divino. Su llegada a la Tierra no fue por azar, sino como respuesta a la sinceridad, humildad y perseverancia de Bhagiratha. El río desciende desde las alturas himaláyicas, purificando todo a su paso, hasta llegar al lugar donde yacen las cenizas de los hijos de Sagara. Al tocar las aguas sagradas, sus almas son liberadas. La historia establece un principio espiritual esencial: cuando la acción se alinea con el dharma y está respaldada por una intención pura, incluso las leyes de la naturaleza pueden transformarse. La divinidad responde, pero no al deseo egoísta, sino a la devoción que busca restaurar el orden, aliviar el sufrimiento de otros y elevar la conciencia colectiva.


En este contexto, Ganga no es simplemente agua. En la tradición védica, el agua es considerada un portador de inteligencia espiritual, una sustancia viva que puede recibir, almacenar y transmitir energía. El Ganga, en particular, es visto como una manifestación de la śakti divina, la energía femenina primordial que nutre, disuelve y transforma. Por ello, el acto de bañarse en sus aguas durante Ganga Dussehra no es una práctica supersticiosa ni meramente cultural, sino una forma de alinear el cuerpo y la mente con una corriente superior de conciencia. Los rituales realizados durante esta festividad baños ceremoniales, recitación de mantras, ofrendas de flores, lámparas flotantes y donaciones a personas necesitadas son actos simbólicos que recuerdan el valor de la purificación interna. Se trata de soltar los residuos emocionales, mentales y kármicos que uno ha acumulado, así como de rendirse ante una fuerza mayor que actúa a través del tiempo, la naturaleza y el alma misma.


La figura de Bhagiratha se ha mantenido viva en la cultura india como arquetipo del esfuerzo supremo. Aquel que realiza una acción no por beneficio personal, sino por la liberación de otros, es exaltado como héroe espiritual. En honor a su labor, incluso el Ganga recibe ocasionalmente el nombre de Bhagirathi. El lenguaje común conserva la expresión “Bhagiratha-prayatna” para referirse a los esfuerzos nobles y casi imposibles que, sin embargo, terminan fructificando cuando están guiados por el dharma.


En la actualidad, la visión superficial de Ganga como un río contaminado por el descuido humano no debe ocultar su poder simbólico ni su realidad espiritual. El problema no está en el río, sino en la conciencia colectiva que ha perdido la capacidad de relacionarse con la naturaleza como lo sagrado. En cada festividad, en cada puja que se le ofrece, en cada lámpara que flota sobre su superficie, hay una súplica silenciosa por reconectar con esa dimensión perdida: la del mundo como templo, del agua como devoción, del cuerpo como vehículo de liberación.


El Ganga desciende cada año, no solo como agua, sino como oportunidad. Y quienes lo reconocen con respeto, humildad y claridad, pueden redirigir el curso de su karma, así como Bhagiratha cambió el destino de generaciones enteras.



Una experiencia viviente con Ganga – El río como energía sagrada y conciencia universal

Durante la pandemia, cuando el mundo se detenía y la incertidumbre parecía dominarlo todo, tomé una decisión que marcó profundamente mi camino espiritual: realicé un vrata (voto espiritual) de bañarme todos los días en el Ganga. No fueron unas semanas, ni un intento esporádico: durante más de 12 meses consecutivos, día tras día, sin importar el clima, la marea o mi estado físico, me sumergí en las aguas de este río que, para millones, no es solo un cuerpo de agua, sino una madre viviente.

Lo que experimenté en ese tiempo no puede explicarse con palabras simples. El Ganga no solo toca la piel, penetra la memoria celular. Su agua, con una composición bacteriológica única e irrepetible en el mundo, tiene la capacidad según estudios científicos realizados en India y Europa de autopurificarse y mantener la vitalidad durante meses sin descomponerse. Pero más allá de la ciencia, hay una dimensión sutil que no aparece en los laboratorios: la conciencia espiritual que vibra en cada partícula.


Ganga no es agua común. En la tradición védica se la reconoce como una devī, una diosa que descendió de los planos celestiales para ofrecer redención, limpieza kármica y elevación espiritual. Su energía no discrimina: purifica sin preguntar, abraza.



Durante ese año de baños diarios, cada inmersión se sentía como un diálogo silencioso con lo eterno. Había días en que entraba con dudas, temores o cargas internas… y salía con una claridad que solo se puede comparar con la meditación más profunda.


Desde entonces, entendí que Ganga no es solo geografía: es experiencia, energía, presencia. Por eso, comencé a llevar viajeros y buscadores espirituales al Ganga, no como turistas, sino como testigos de una fuerza viva. No se trata de mirar un río sagrado desde la orilla. Se trata de conectar, de entregar algo de uno mismo y recibir algo más sutil a cambio.


Pero esta conexión no está limitada a India. Ganga es símbolo del agua sagrada en todos los rincones del planeta. Si tú estás en América Latina, Europa o cualquier otra parte del mundo, puedes honrar esa misma fuerza en tu entorno. El lago más cercano, el río que cruza tu ciudad, incluso el agua con la que te bañas a diario… todo puede volverse ofrenda y vínculo espiritual si hay conciencia detrás.


La filosofía védica no habla de exclusividad, sino de principio: el agua es vida, es memoria, es inteligencia sutil. El Ṛig Veda la alaba como madre, como medicina, como agente de purificación. “Āpo hi ṣṭhā mayobhuvaḥ” dice uno de sus mantras fundamentales: "Las aguas son portadoras de bienestar".


No podemos hablar del Ganga sin hablar también del presente. Es cierto, hay un problema serio de contaminación, especialmente en áreas urbanas e industriales. Pero la culpa no es del río, ni del país. Es de la desconexión colectiva que ha llevado a tratar lo sagrado como desecho. No es una cuestión de India o de occidente. Es una cuestión humana.


Por eso, más que culpar, debemos asumir responsabilidad. Si cambiamos nuestra manera de actuar, si enseñamos a nuestros hijos a no ensuciar los ríos, a agradecer el agua, a verla como maestra, estaremos sembrando otra realidad. Ganga seguirá siendo madre, incluso si la lastimamos. Pero nuestra tarea es no repetir los errores de la desconexión.


Hoy, más que nunca, necesitamos recuperar esa visión que ve lo sagrado en lo cotidiano. No hay que volar a Varanasi para sentir a Ganga. Pero si un día tienes la posibilidad de estar allí, entra en su agua con humildad, sin celular, sin ruido. Escucha. Observa. Entrégate. Y si no puedes viajar, honra el agua que sí tienes cerca. Baña tu cuerpo como si fuera templo.


Agradece. Limpia tu conciencia tanto como limpias tus manos.

El día de Ganga Dussehra es una oportunidad no solo para entender un mito, sino para redefinir nuestra relación con el agua, con la Tierra y con lo divino.

Porque, al final, todos venimos del agua… y hacia ella también regresamos.


¿Qué ocurre durante Ganga Dussehra en la India? – Rituales, pujas y devoción viva en las orillas del Ganges

Ganga Dussehra no es una celebración cualquiera. Es uno de esos días donde la India védica y la India actual se entrelazan sin contradicción: se ven multitudes bañándose en silencio, sacerdotes recitando mantras con el eco de la mañana, ancianas ofreciendo flores con las manos temblorosas, y niños encendiendo lámparas flotantes sobre el río. Es el testimonio de que Ganga no es solo un símbolo, es una presencia viva.


Durante este día, miles de devotos se congregan en ciudades sagradas como Haridwar, Varanasi, Prayagraj y Rishikesh para realizar el baño ritual conocido como snāna. Según la tradición védica, bañarse en el Ganga en este día equivale a liberar diez tipos de pecados, tanto físicos como mentales, conscientes e inconscientes. La palabra Dussehra proviene de dasha (diez) y hara (desaparecer), aludiendo a la capacidad purificadora del río.


Pero el snāna no es un acto mecánico. Es una inmersión con intención. Antes del baño, se recitan mantras dedicados a Ganga, se hace un sankalpa (resolución interna), y muchas veces se ayuna o se medita. Algunos devotos escriben sus deseos o culpas en hojas de barquita o papel de arroz, y las ofrecen al río como símbolo de entrega. Otros simplemente cierran los ojos y se sumergen con fe. No hay una forma única: lo importante es la sinceridad del corazón.


A lo largo de las ghats (escalinatas que bajan al río), los brahmanas dirigen ceremonias (pujas) dedicadas a la Madre Ganga. Estas incluyen ofrendas de frutas, flores, lámparas (dīpa), incienso, arroz, y en algunos lugares se realiza un aratik (ceremonia) colectivo una ceremonia de fuego frente al río acompañada de cantos védicos. Es un espectáculo de profunda belleza devocional, donde incluso los no practicantes quedan en silencio.


Durante este día también se acostumbra donar a los necesitados, especialmente ropa, alimentos y utensilios. En muchas ciudades, se instalan espacios donde los peregrinos pueden recibir comida gratuita (annadāna). La lógica védica detrás de estas acciones es clara: así como el Ganga da sin pedir, nosotros también debemos aprender a dar.


En casas devocionales, tanto dentro como fuera de India, se llevan a cabo pujas domésticas. Se llena un cuenco con agua limpia (a veces con unas gotas de Ganga jal traídas desde India), se adorna con flores, se recitan versos del Ganga Sahasranāma o el Ganga Stotra, y se enciende una lámpara como símbolo de luz interior. Los mantras que suelen recitarse incluyen:


“Om Gangāyai Namaḥ”“Namāmī Gangē tava pāda pāṅkajam”


Estas prácticas, aunque sencillas, permiten que Ganga no se limite a lo geográfico. La intención es llevar su presencia al corazón, al hogar, a la conciencia diaria.


Ganga Dussehra, en definitiva, no es solo una celebración del pasado. Es un recordatorio del presente: de lo que somos capaces de entregar y de lo que podemos transformar cuando el agua, la fe y la gratitud se unen. Celebrarlo es más que un rito. Es una oportunidad para regresar a lo esencial.


Ganga como principio universal – El agua en la visión védica, científica y espiritual

Desde la visión védica más antigua hasta la cosmología sutil del Tantra, Ganga no es únicamente una deidad fluvial ni un cuerpo de agua localizado. Es un principio arquetípico y metafísico que trasciende el mapa y se incrusta en el tejido mismo del cosmos. Se dice en los Puranas que Ganga existe en tres planos: en el cielo (Mandākinī), en la Tierra (la Ganga visible), y en el inframundo (Bhogavatī). Este triple flujo simboliza el ciclo eterno del alma, que desciende, se purifica y retorna.


Lo importante aquí no es la metáfora poética, sino lo que enseña: Ganga como principio universal explica el rol del agua en cada nivel de existencia. En el cuerpo, en la mente, en los ritos, en la Tierra, y en el Dharma.


En la filosofía Sāṅkhya, el agua corresponde al bhūta llamado āpah (el elemento agua), del cual emerge la cualidad de cohesión, soporte y adaptabilidad. Sin agua no hay memoria, no hay digestión, no hay enlace entre células, ni posibilidad de vida. Pero los textos védicos van más allá del cuerpo: el agua es también un soporte para el pensamiento sagrado, por eso todos los mantras importantes se recitan acompañados de purificación acuática.


En muchos rituales védicos, el agua se usa no por higiene, sino por capacidad vibratoria. El líquido es conductor de sonido, y el sonido (śabda) es portador de conocimiento. En otras palabras: donde el mantra viaja con agua, su poder se multiplica. Por eso se emplea en abhishekas (Baños), en samskaras (sacramentos) y en śrāddha (ritos funerarios).


Desde el punto de vista científico, estudios sobre la estructura molecular del agua han mostrado que puede retener información vibracional. Aunque la ciencia occidental apenas comienza a explorar esto, las culturas antiguas ya lo sabían: el agua bendita, el agua consagrada, no es simbólica es real. Tiene otra cualidad, porque ha sido expuesta a intención, mantra y fe.


Ganga, por tanto, no es solo “el río que fluye”, sino el principio de transferencia espiritual. Lo que fluye en ella es karma, sí, pero también jñāna (conocimiento) y śhakti (energía). En el Tantra Kaula, se enseña que el cuerpo humano contiene su propia Ganga, Yamuna y Sarasvatī: los nāḍīs o canales sutiles por los cuales fluye prana (energía). El cuerpo es río. La mente también.


En astrología védica, aunque Ganga no aparece como un graha (planeta), su principio está implícito en el movimiento de los nodos (Rāhu y Ketu), que rigen la dirección del karma colectivo. Cuando hay eclipses sobre signos de agua o en zonas cercanas al Ganges, muchos astrólogos tradicionales recomiendan no bañarse como acto físico, sino meditar internamente, para no contaminar el momento kármico.


Finalmente, Ganga enseña algo que incluso en debates actuales es necesario recordar: el agua no pertenece a ninguna nación. Es un dharma global. Así como Ganga fue contenida en el cabello del Dios Shiva para evitar que destruyera la Tierra con su fuerza, también hoy debemos canalizar esa fuerza para preservar, purificar y proteger. realizarlo con acción consciente.


Ganga es agua, pero es también es el inicio. Y donde hay conciencia del agua, ahí está ella.



Cómo celebrar Ganga Dussehra estés donde estés – Acciones devocionales, sostenibles y coherentes con la tradición

No todos los lectores de este blog pueden viajar al norte de India, ni bañarse en el Ganges durante Ganga Dussehra. Pero eso no significa que estén excluidos de esta celebración. El sentido profundo de esta festividad no se limita al acto físico de entrar al río, sino a la conexión consciente con el principio sagrado del agua y la disposición interna a limpiarse de cargas emocionales, karmas acumulados y formas de vida negligentes.


Desde el punto de vista del Dharma, Ganga Dussehra no requiere nacionalidad ni geografía: requiere intención correcta y acción congruente.


Si estás fuera de India, puedes celebrar de manera auténtica siguiendo estas pautas:


1. Realiza un baño ritual en un cuerpo de agua natural. El río Ganges fluye con la energía de tapas (penitencia) y oración, pero todo río, mar, lago o manantial que toques con devoción puede reflejar esa misma vibración. Antes de entrar, toma un momento para ofrecer una oración sencilla. Puedes recitar:

Gange ca Yamune caiva Godāvarī Sarasvatī,Narmade Sindhu Kāverī jale’smin sannidhiṁ kuru("


¡Oh Ganges, Yamuna, Godavari, Sarasvati, Narmada, Sindhu, Kaveri! Que estén presentes en estas aguas").


2. Haz un ofrecimiento de agua. Llena una pequeña vasija de cobre o cerámica con agua, coloca una flor blanca, unas gotas de leche o miel, y recita un mantra o una oración de gratitud. Después, vierte esa agua sobre la tierra, sobre una planta o en un lugar limpio, reconociendo el valor del ciclo natural del agua.


3. Mantén ayuno parcial o comida sátvica. Este día se considera propicio para realizar tapas (disciplina) como un medio de purificación. Evita el consumo de carnes, cebolla, ajo, alimentos pesados o industriales. Si puedes, come solo frutas o khichari. Más que una dieta, es un acto de alineación con el propósito del día.


4. Recita mantras dedicados a Ganga o a Devi.El mantra Om Shri Ganga Devyai Namah puede repetirse 108 veces. Si tienes japa mālā, úsala. Si no, usa tus dedos. Lo importante no es el ritual externo, sino el enfoque interno.


5. Reflexiona sobre tu relación con el agua. ¿Desperdicias agua? ¿La tratas con respeto? ¿Tu vida refleja el entendimiento de que el agua es un bien sagrado, no solo un recurso utilitario? Esta festividad también llama a una revisión personal del vínculo con los elementos, especialmente el más vital.


6. Enseña, comparte e inspira. Si tienes hijos, amigos, comunidad espiritual o estudiantes, comparte el sentido de esta celebración. No con imposición, sino con profundidad. El dharma se transmite más por ejemplo que por decreto.


Celebrar Ganga Dussehra desde cualquier parte del mundo no es “adaptar la tradición”, es vivirla desde su núcleo esencial. Porque la espiritualidad védica no depende de una ubicación física, sino de un compromiso con la verdad, la pureza, y la conexión con el orden cósmico.



El simbolismo de Ganga en el cuerpo humano y en la práctica espiritual diaria

En los sistemas tradicionales del conocimiento védico, el cuerpo humano no es una estructura meramente fisiológica: es un reflejo detallado del orden cósmico. El río Ganges considerado la corriente purificadora más poderosa no solo fluye en la tierra, también fluye en nosotros.


La tradición yóguica enseña que los tres principales nadis o canales sutiles que atraviesan la columna vertebral (Ida, Pingalā y Susukma) están directamente relacionados con los tres ríos sagrados de India (Bharatavarsa): Ganga, Yamunā y Sarasvatī. Ida, que representa el lado lunar, receptivo e intuitivo del cuerpo, se asocia con Ganga. Su movimiento interno tiene el mismo objetivo que el baño ritual: purificar y restaurar el equilibrio energético.


Este flujo no es simbólico. Las prácticas de pranayamas, meditación, mantras, y purificaciones físicas como neti o abhyanga, activan estos canales, permitiendo que el “Ganges interno” fluya sin obstrucciones. No solo se trata de limpiar el cuerpo, sino de desbloquear el flujo de prana, el principio vital.


Desde una mirada científica moderna, esta visión no está alejada de la realidad biológica. Estudios en neurociencia han mostrado que la presencia y el sonido del agua en movimiento como el de un río, lluvia o cascada produce una respuesta calmante en el sistema nervioso autónomo. Esto ocurre porque el impacto del agua genera una ionización natural del aire: se liberan iones negativos, moléculas cargadas eléctricamente que al ser inhaladas estimulan la producción de serotonina y reducen los niveles de cortisol, la hormona del estrés.


Estos iones, abundantes en entornos naturales como ríos y océanos, crean una atmósfera propicia para la concentración y la relajación profunda. Lo que los ṛishis llamaban “satvaguna en el ambiente” tiene ahora una validación desde la bioquímica ambiental.


Por eso, al celebrar Ganga Dussehra, no solo se honra a un río de la India, sino a una inteligencia elemental que también vive en nuestras lágrimas, en el pulso de la sangre, en cada célula hidratada. La tradición védica entendía el agua como el vehículo de memoria, transformación y shakti (energía divina). Hoy la ciencia empieza a descubrir lo mismo desde otros lenguajes.


Ganga, entonces, no es solo un caudal geográfico: es la corriente que limpia la mente, organiza el prana y reestablece la armonía entre cuerpo y cosmos. Honrarla es también restaurar nuestra conexión con el equilibrio perdido.



El río como espejo del alma y responsabilidad colectiva

Ganga no necesita más elogios poéticos. Necesita que despertemos. No es simplemente un río: es un principio vivo, pulsante, y está bajo amenaza. En la tradición védica, la verdadera adoración no se limita a ofrendas florales ni a baños rituales, sino que se expresa en la manera en que se honra un principio en la vida cotidiana. Por eso, este blog no cierra con exaltaciones sentimentales, sino con un llamado claro y directo a la acción consciente.


Durante años, hemos tenido el privilegio de caminar las orillas del Ganges junto a ustedes: mujeres, hombres, buscadores, madres, parejas, abuelos, jóvenes que llegaron con dudas y se fueron con un pedazo de eternidad en el pecho. Desde Haridwar hasta Rishikesh, desde los crematorios de Varanasi hasta los silencios de los ghats al amanecer, hemos compartido baños, meditaciones, historias, risas y votos. Esta no es solo una fecha más en el calendario védico. Es un recordatorio: activar lo que ya se vivió.


A todos los que han estado conmigo en estos peregrinajes a los que sintieron la energía de Ganga en el cuerpo, a los que ofrecieron flores en silencio, a los que lloraron en el río sin saber por qué este blog es también para ustedes. Este 5 de junio no solo se celebra el descenso de la diosa Ganga a la tierra. Se celebra también la posibilidad de que cada uno de ustedes vuelva a sumergirse en ese estado interno de limpieza, claridad y dirección espiritual.


Y para quienes no han estado físicamente en la India, sepan esto: no necesitan un pasaporte para invocar a Ganga. Pueden hacerlo desde sus propias aguas sagradas: un mar cercano, un río local, una fuente limpia, una vasija consagrada. Lo esencial es la actitud, la gratitud, el dharma. No esperen a que el mundo cambie. Empiecen ustedes.


El agua es vida. Pero no cualquier vida: vida sagrada. El que reconoce eso no solo honra a Ganga, se transforma a sí mismo.


En honor a tantos momentos compartidos, acompañaré esta publicación con algunas imágenes de nuestros viajes pasados. Tal vez te veas ahí. Tal vez no. Pero si alguna vez tocaste esas aguas con sinceridad, este mensaje también es tuyo.

Que Ganga nos purifique la memoria,nos sostenga el discernimiento,y nos devuelva al cauce correcto.

Gracias.



Śubha Ganga Dussehra. Hari Om


 
 
 

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