Luna Nueva en Tauro sideral, bajo la constelación de Rohiṇī: cuando el deseo se vuelve creación
- Nanda Astrologo
- 26 may
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La luna nueva del 26 de mayo (8:02 p. m. PT) marca el final de un ciclo astrológico desafiante. Puede que te sientas agotado, trastornado y abandonado a un lado sin un plan. Es hora de reorientarte, reiniciarte y enraizarte en un nuevo camino.
La luna nueva cae en la zona celeste llamada nakshatra Rohini . Marcada por la brillante estrella Aldebarán , Rohini simboliza el ojo rojo de Tauro, el toro. Se dice que Rohini es la mansión lunar favorita de la luna, y que bajo su influencia creativa prosperan temas como el amor, el arte y la creatividad.
En Jyotiṣa, Rohiṇī no se analiza como cualquier otra constelación. Es la Śakti del crecimiento fértil. Está regida por Prajāpati Brahmā, el creador, y es atravesada por la estrella brillante Aldebarán, visible al ojo humano como un punto de magnetismo en el cielo. Esta luna no es suave ni evasiva. Es directa. Es terrestre. Es deseo que toma forma.
Muchos pueden estar sintiendo agotamiento, ambivalencia o dispersión en estas semanas. Es normal. Esta lunación llega para romper con el letargo, para centrar la energía en lo que vale la pena sostener y para recordarte que sin compromiso, no hay manifestación.
No se trata de pedir más cosas. Se trata de afinar el deseo. Y entregarlo a una forma que tenga raíz, cuerpo, y tiempo.
La Luna realmente está transitando por Tauro sideral
Aunque muchas personas ubican esta Luna Nueva en Géminis, desde la astrología tropical, lo cierto es que la Luna está realmente en Tauro sideral, tal como lo muestra el cielo observable y como lo interpreta el Jyotiṣa tradicional. Esta diferencia no es técnica. Es energética. Cambia por completo el mensaje.
Cuando la Luna transita por Tauro (Vṛṣabha), entra en su signo de exaltación. Aquí no se siente dispersa ni emocionalmente cambiante. Al contrario: se enraíza. Toma dirección. Busca estabilidad. Y si está en Rohiṇī, la constelación donde la Luna se siente más cómoda, ese efecto se potencia aún más. Rohiṇī es el campo donde el deseo empieza a tomar forma sin apuro, pero con claridad. Es una energía de creación, de magnetismo, de belleza que convoca sin exigir.

Este tránsito nos empuja a salir de lo mental y volver al cuerpo, al ritmo, a la materia. Nos lleva a hacernos preguntas que no pasan por la mente, sino por el pulso interno: ¿esto que deseo lo puedo sostener? ¿Tengo la estructura para recibirlo? ¿Estoy construyendo con presencia o solo fantaseando con que algo llegue?
No es casualidad que Śrī Kṛṣṇa haya nacido con su Luna en Tauro sobre la constelacion de Rohiṇī (Aldebaran). Su amor por las vacas no es solo cultural o simbólico. Las vacas son representación viva de la dulzura, de la tierra que nutre sin conflicto, del ciclo que da sin exigir. Esa imagen de Kṛṣṇa con una vaca al fondo nos recuerda que el deseo más alto no grita. Solo florece donde hay espacio y devoción.
Esta Luna Nueva nos ofrece esa misma frecuencia. Una pausa consciente para alinear el deseo con el compromiso. Para entender que pedir no es suficiente si no hay raíz. Y que lo más fértil no siempre es lo más visible, sino lo que ha estado madurando en silencio, debajo del ruido, esperando que por fin le demos un lugar real en la vida.
Qué hacer en la Luna Nueva de Rohiṇī
Cuando la Luna se encuentra en Rohiṇī, como ocurre en esta lunación, no es suficiente con tener intención. Esta no es una constelación para proyectar deseos vacíos o ideas sin dirección. Es un campo fértil, sí, pero solo da fruto cuando el deseo nace de un lugar maduro y silencioso. Por eso, más que pensar en lo que se quiere lograr, este día pide crear espacio interior para que algo más profundo pueda manifestarse.
Una forma poderosa de hacerlo es a través del sonido. No cualquier sonido, sino el que verdaderamente afina el campo energético y limpia las capas mentales. El más recomendable en este tránsito es el Mahā Mantra:
Hare Kṛṣṇa Hare Kṛṣṇa
Kṛṣṇa Kṛṣṇa Hare Hare
Hare Rāma Hare Rāma
Rāma Rāma Hare Hare
Este mantra no solo tiene efecto espiritual. Tiene efecto vibracional. Abre el corazón, aquieta la mente y permite que el deseo se ordene desde el alma, no desde el impulso.
Si no deseas cantarlo, puedes simplemente escucharlo en forma de kīrtan. Hay composiciones devocionales que limpian el espacio con solo estar sonando. Pueden acompañarte mientras meditas, mientras trabajas o incluso mientras descansas.
Y si no sabes qué escuchar, puedes escribirme. Con gusto te recomendaré un kīrtan apropiado para esta energía, con una frecuencia realmente alineada a la vibración de Rohiṇī.
Hoy no es necesario hacer mucho.
Solo sintonizarte.
Y permitir que el deseo correcto encuentre la puerta abierta.

¿Qué efectos genera una Luna Nueva como esta?
Una Luna Nueva ocurre cuando la Luna entra en conjunción exacta con el Sol. Es decir, cuando ambas luminarias coinciden en el mismo grado del cielo. En este punto, la Luna no puede reflejar su luz porque está demasiado cerca del resplandor solar. Esa ausencia de brillo visible es lo que la hace “nueva”. Pero lo que muchas personas no saben es que este fenómeno astronómico también tiene implicaciones energéticas concretas.
Cuando la Luna no brilla, no hay reflejo emocional claro. Y eso se traduce en una sensación de baja vitalidad, introspección, confusión emocional o incluso desgano. No es un mal día. Es un día neutro. Un día donde el sistema se reinicia. Es un momento en el que el cuerpo y la mente quedan en modo silencioso para permitir que una nueva dirección se configure.
Astrológicamente, la Luna representa el manas, la mente emocional, el alimento psíquico. El Sol representa el ātman, la conciencia, el principio rector. Cuando ambos se funden, la conciencia absorbe temporalmente a la mente. Eso explica por qué muchos sienten que no saben qué quieren, que nada los motiva, o que simplemente necesitan detenerse.
En esta Luna Nueva, que ocurre bajo el signo sideral de Tauro y dentro del nakṣatra Rohiṇī, este efecto es más concreto. Hay un llamado a no hacer más, sino a deshacer el ruido interno. Este no es un tránsito para tomar decisiones, sino para observar qué parte de ti está cansada de responder a exigencias que ya no resuenan.
El vacío que se siente no es ausencia. Es espacio. Y sin ese espacio, nada nuevo puede comenzar.
Efectos reales de la conjunción Sol–Luna–Mercurio en Tauro sideral
La Luna Nueva del 26 de mayo no solo marca un reinicio energético: establece un punto de inflexión en los procesos materiales y sociales que se vienen acumulando desde inicios del año. La conjunción exacta de Sol, Luna y Mercurio en el signo sideral de Tauro activa un campo concreto de efectos en la economía, las decisiones políticas, el comercio y la percepción colectiva del valor.
Tauro es un signo de tierra, de estabilidad, de estructura. Rige todo lo relacionado con recursos tangibles, sistemas de sostenimiento, tierra, agricultura, alimentación, y finanzas conservadoras. Cuando esta conjunción ocurre en ese entorno, se activa una fuerza de reorganización. No de innovación caótica, sino de reajuste estructural. Lo que ya no sirve debe ser reemplazado, y lo que tiene base comienza a afirmarse de forma lenta pero irreversible.
Mercurio, planeta de la lógica, las rutas comerciales, la tecnología funcional y la microeconomía, se encuentra en medio de esta lunación. Esto genera un efecto doble. Por un lado, se inicia una etapa de racionalización forzosa de recursos: gobiernos, empresas y comunidades comienzan a tomar decisiones más calculadas. Por otro, se genera una saturación en los canales de información: noticias económicas, especulación financiera, movimientos en los mercados agrícolas, regulación de exportaciones e importaciones. Todo esto gana protagonismo en las semanas siguientes.
También se anticipa una presión sobre los sistemas de abastecimiento y producción local. Este tránsito puede marcar el inicio de un nuevo ciclo de revisión de precios, ajuste en cadenas de suministro, nuevas políticas sobre propiedad territorial o uso de recursos naturales. Las decisiones que se tomen ahora tendrán consecuencias acumulativas.
En cuanto al plano social, la población en general comienza a reaccionar desde la necesidad de estabilidad. La tolerancia al riesgo baja, aumenta la desconfianza hacia sistemas especulativos, y crece el deseo colectivo de retorno a modelos sostenibles, incluso si implican sacrificios de inmediatez.
Esta conjunción, aunque silenciosa en apariencia, es la firma de un ciclo donde las narrativas globales sobre seguridad económica, distribución de bienes y acceso a recursos van a empezar a reconfigurarse. No por ideas, sino por necesidad. Es el tipo de tránsito que no genera titulares inmediatos, pero deja huellas medibles en los indicadores duros.
El mundo no cambia de un día para otro, pero ciertos ciclos sí marcan el punto en el que algo empieza a volverse insostenible. Este es uno de esos puntos.
Esta conjunción marca el inicio de un ciclo de reajuste económico. No es emocional. Es estructural. Lo que se genera es:
Presión sobre sistemas de producción y distribución de alimentos.Aumenta la atención sobre cadenas de suministro, agricultura, ganadería y políticas de abastecimiento. Puede haber escasez localizada o regulación más estricta.
Reorganización de valores financieros. Se inician procesos de revisión sobre precios, propiedad, salarios y manejo de recursos físicos. Aumenta la vigilancia sobre gastos públicos y subsidios. Se endurecen políticas fiscales.
Cambios en discursos políticos.Gobiernos buscan apaciguar el descontento económico con promesas de estabilidad. Se empieza a hablar menos de ideología y más de sustento básico: empleo, vivienda, comida.
Inicio de un ciclo de lentificación de mercados.El capital se vuelve más conservador. Las inversiones se retrasan. Las decisiones se tornan más tácticas que estratégicas. Poca liquidez, mucho cálculo.
Mercurio en Tauro refuerza el control narrativo. La información empieza a filtrarse. Se reduce la transparencia. Hay más control comunicativo desde gobiernos e instituciones. Aumentan las narrativas “por la estabilidad”.
El ciudadano común se vuelve más práctico.Menos gasto impulsivo. Más atención a lo esencial. Quienes no sepan adaptarse a una economía más lenta y controlada, van a entrar en estrés material.
Este tránsito no genera caos inmediato. Genera reprogramación silenciosa. En 3 a 6 meses se van a ver los efectos acumulados: menos tolerancia a la inflación, más control financiero, y un retorno a lo básico en la mayoría de sectores.

El pasatiempo de la Luna y Rohiṇī: el deseo que eligió quedarse
En las antiguas escrituras purāṇicas se narra una historia que, más que mitología, encierra una verdad profunda sobre la naturaleza del deseo, del amor y del ritmo cósmico que sostiene la vida. Es la historia de Chandra, el dios de la Luna, y Rohiṇī, su esposa más amada.
Chandra se casó con las 27 hijas del gran sabio Dakṣa Prajāpati, quienes representan las 27 nakṣatras o mansiones lunares que componen el zodíaco sideral. Su deber como esposo y como regente del ritmo emocional del universo era visitar a cada una de ellas en igualdad, sin apego, sin preferencia. Cada noche debía pasar en la mansión de una distinta, recorriendo el cielo como reflejo del equilibrio que los antiguos llamaban dharma.
Pero con el tiempo, algo cambió.En medio de esas 27 esposas había una que no se parecía a ninguna: Rohiṇī.
Ella no era la que más pedía. Tampoco la que más brillaba externamente. Pero había en ella una cualidad única: una dulzura silenciosa, una belleza sin esfuerzo, una energía cálida que no apuraba ni atrapaba. Cuando Chandra llegaba a su mansión, encontraba una paz que no hallaba en ninguna otra parte del cielo. No había exigencia, no había ego. Solo un campo fértil donde él podía ser sin defenderse.
Y entonces comenzó a quedarse.
Noche tras noche, Chandra fue pasando más tiempo con ella. Visitaba a las otras, pero con prisa. Volvía a Rohiṇī. Se quedaba más de lo permitido. Empezó a romper el ciclo. Las demás esposas, heridas por la indiferencia, fueron ante su padre Dakṣa y le contaron lo que estaba ocurriendo. Dakṣa, protector del equilibrio cósmico, no toleró la parcialidad. Y aunque sabía que no podía forzar el corazón de Chandra, decidió castigarlo: lo maldijo a perder su luz poco a poco.
Y así fue.

La Luna comenzó a apagarse. Lo que antes brillaba con firmeza, ahora menguaba lentamente. El cielo se volvió más oscuro. Las mareas cambiaron. Las cosechas se alteraron. La vida comenzó a sufrir. Los devas, viendo el caos que se generaba, suplicaron a Dakṣa que revirtiera la maldición. Él, inflexible pero justo, accedió a un término medio: Chandra podría recuperar su brillo, pero solo en ciclos.
Desde entonces, la Luna crece y decrece. Nace, se llena, muere… y vuelve a nacer.
Y aunque está obligada a recorrer el cielo entero cada mes, hay algo que no cambia: su amor por Rohiṇī.
Porque aunque el deber lo lleva de mansión en mansión, el deseo lo hace volver. Porque Rohiṇī no fue la que más exigió, fue la que más sostuvo. Y por eso, en el cielo del Jyotiṣa, Tauro es su signo de exaltación y Rohiṇī su residencia favorita.
Cada vez que la Luna transita por ahí, su energía se fortalece. Emocionalmente nos volvemos más sensibles, más conectados con lo que vale la pena cuidar. Es el momento en que el deseo ya no pide más intensidad. Pide constancia. Pide raíz. Pide quedarse.
Por eso esta Luna Nueva en Rohiṇī no es un tránsito más. Es una oportunidad para honrar ese lugar dentro de nosotros donde ya no queremos multiplicar el deseo, sino sostenerlo. Donde ya no estamos buscando algo nuevo… sino listos para quedarnos en lo verdadero.
Cuando caiga la noche, sal. No importa si tienes un balcón, una ventana o un pequeño espacio al aire libre. No hace falta ver la Luna con claridad. Basta con saber que está allí. En conjunción. En sombra. Iniciando un nuevo ciclo.
¿Qué se siembra cuando nace la Luna?
Cada Luna Nueva es un punto cero. Un momento exacto en el que la mente lunar queda en silencio, se funde con el Sol, y nace otra vez. Es el comienzo de un ciclo emocional, sí, pero también energético, psíquico y colectivo. Todo lo que ocurre en ese instante los planetas que la acompañan, el signo en el que cae, el nakṣatra que la sostiene marca la calidad de la semilla que se planta para las próximas semanas.
Y esa semilla no es visible de inmediato. Como todo lo que germina en la oscuridad, necesita tiempo, madurez y dirección para desarrollarse. Lo que sentimos hoy como vacío, como necesidad de recoger energía o replegarnos, no es debilidad. Es preparación. La Luna Nueva no es momento de forzar. Es momento de escuchar hacia dónde quiere ir el deseo, no desde el impulso, sino desde su raíz.
Lo especial de esta lunación es que esa semilla nace en Tauro sideral, signo de tierra firme, regido por Venus, y asociado con todo lo que queremos sostener a largo plazo. Aquí no hay lugar para ideas que no puedan ser encarnadas. Lo que se siembra en esta Luna va a buscar forma, cuerpo, materia. Y si no puede tenerlo, simplemente se secará antes de florecer.
Además, está presente Mercurio, el planeta de la palabra, del pensamiento, de las decisiones prácticas. Su conjunción con la Luna y el Sol convierte esta lunación en una especie de pacto silencioso entre lo que se desea sentir… y lo que se está dispuesto a construir.
Mercurio no sueña. Mercurio ejecuta. Por eso esta Luna Nueva no solo pide imaginar un nuevo comienzo. Pide ordenarlo, nombrarlo, escribirlo, sostenerlo.
Lo que nazca ahora —una idea, un compromiso, una visión interna— puede parecer pequeño. Pero si está bien sembrado, encontrará forma en las próximas fases del ciclo lunar. No lo apures. No lo descuides.
Toda siembra verdadera comienza en silencio. Esta es la tuya.
Quédate unos minutos en silencio. Si puedes, con los pies tocando el suelo. Siente el cuerpo. Respira profundo tres veces.
Si lo sientes, puedes repetir mentalmente una oración sencilla o incluso el Mahā Mantra. No hace falta cantarlo fuerte ni entenderlo todo. Basta con dejar que el sonido limpie lo que no se ve. Y si no deseas decir nada, está bien. Escuchar también es una forma de oración.
Después de unos minutos, cuando sientas que el cuerpo se calma y la mente se asienta, vuelve lentamente a tu espacio. No enciendas pantallas. No hables de inmediato. Quédate con esa energía unos momentos más.
Esta Luna no necesita que la entiendas. Solo que no la ignores.
El deseo verdadero no grita. Solo espera que estés listo para sostenerlo.
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